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Violaciones en Veracruz no cesan; veracruzanas piden seguridad

Violaciones en Veracruz no cesan; veracruzanas piden seguridad

Violaciones en Veracruz no cesan; veracruzanas piden seguridad
Violaciones no cesan

 


Caminar por las calles de Veracruz pareciera una actividad normal, común, sin embargo, para las mujeres veracruzanas representa una constante angustia, sobre todo si éstas calles están vacías, sin gente a la vista, con las casas cerradas y con uno que otro vehículo, que pasa de repente, tal y como sucede en muchos fraccionamientos y colonias de la ciudad, pues el peligro para cualquier  fémina se respira en el aire, o al menos ese es el sentir de ellas.


Para Victoria caminar, en la mañana, cerca de las 10 horas, por la calle Alaminos, alterna al estadio Luis Pirata Fuentes, en el fraccionamiento Virginia, significó todo un reto, que la llenó de  temor y una incesante angustia que la hacía voltear para todos lados, a cada minuto.


Las dos cuadras, desde Paseo de las Jacarandas, hasta Paseo de las Flores, le parecieron interminables, su angustia se acrecentó cuando sobre el concreto hidráulico de la bien pavimentada avenida vió venir un vehículo, el único que a esa hora circuló por ahí. 


Con sus expresivos ojos clavados hacía la calle del céntrico café, donde se realizó la entrevista,  fue  como si por un momento, en sus brillantes pupilas cafés,  se proyectará la escena de su frágil y delgada figura caminando, sin ninguna defensa a su lado.


"De inmediato pensé que sería una presa fácil y nadie podría auxiliarme porque, aunque me duela, aquí, en mi Veracruz a la gente le vale si se llevan a una mujer, niña o jovencita, nadie se opone, nadie protesta, es más cómodo cerrar los ojos, seguir su rumbo y no meterse, pues nadie quiere problemas, mucho menos perder la vida por una situación así,  ajena, de alguien que no conoces, de alguien que no es de tu familia", lamentó con un gesto de coraje.


Tras mirar su bebida y dar un sorbo al refresco de cola con un par de hielos, agregó que desafortunadamente estás agresiones de las que ya hay casi una centena de víctimas no parecen detenerse, al contrario cada vez son más aterradores los abusos sexuales y agresiones a mujeres de todas las edades, incluyendo a mujeres de la tercera edad.


De acuerdo a la Asociación Civil Comunicación e Información de la Mujer, CIMAC, en México cada 18 segundos una mujer es violada. Cada minuto 3 mujeres viven violencia sexual. Y cada año el 98% de los violadores saldrán impunes de una denuncia penal.


Por eso es necesario que toda la sociedad se una para detener estos ataques, exhortó, tras beber de un sorbo el resto de su refresco, pues termina con la boca seca cada vez que habla de este tema que además le deja un sabor amargo.


"Recientemente acudí a una manifestación en el bulevar, donde informaron que van 170 violaciones en 10 meses, está manifestación fue convocada por un grupo de mujeres "Brujas del Mar", uno de los pocos grupos que se ha tomado la molestia de hacer visible este problema que hoy nos tiene encerradas en nuestras casas, a las mujeres veracruzanas, y sin la garantía de que ahí, en nuestro propio hogar, estaremos a salvo", denunció.


Aunque en esta ocasión pudo llegar a su destino salva y sana, consideró que las mujeres veracruzanas no pueden caminar con miedo, temor y a la defensiva por las calles de su ciudad.


"Está vez no pasó nada, pero ya me ha pasado, ya sé del terror de ser sujetada del brazo a la fuerza, ya sé lo que es ser asaltada y lamentablemente ya he sentido impotencia y el coraje de ser manoseada por un cerdo abusivo en la vía pública, es por eso que necesitamos, todos, los hombres también, unirnos para detener a esta minoría de agresores y que las autoridades redoblen o tripliquen esfuerzos para que las veracruzanas podamos recobrar nuestra libertad", subrayó.


El vaso quedó vacío sobre  la mesa del café, que para la hora del día y el lugar  debería de lucir con mayor clientela, como antaño, cuando las señoras, después de dejar a sus hijos en el colegio se reunían ahí, sin embargo la inseguridad que viven las mujeres en la ciudad también influye en la economía, pues lugares como éste, en donde el sexo femenino es el principal cliente, van en decadencia.


 


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